Chile en quince días

Al principio el camino es una pista ancha para vehículos, pero a partir de cierto punto se convierte en camino de herradura. Todo ello atravesando un bosque de lengas y robles (que no se parecen nada a nuestros robles) guapísimo.

Un buen tramo forma parte del Sendero de Chile.
Me extraña no ver casi bichos pero, claro, es que esto se parece demasiado a los bosques de Asturias. Sí que veo a los pájaros equivalentes al mirlo, al chochín, al torcecuello, al picapinos, trepador azul (pero de otro color)…
Al superar la línea de bosque el paisaje se torna árido y desnudo debido al material volcánico y a las condiciones climáticas.

Prácticamente no hay vegetación, excepto en los alrededores de algunas charcas y regueros. Estamos en pleno verano y no muy altos, pero todavía hay neveros bien gordos.
En esta zona veo pájaros muy parecidos al acentor alpino y varias rapaces, una de ellas grande como un águila real.
Por fin llego al Enladrillado, una plataforma elevada muy curiosa cuyo suelo está compuesto por bloques basálticos que, por erosión, se han enrasado y parece un adoquinado gigante. El sitio es bastante especial.

Al otro lado del valle se ven los volcanes Descabezado (3830 m) y Quizapú, que impresionan bastante.
Según algunos, el Enladrillado es claramente una pista de aterrizaje de ovnis.
Me encuentro a unos chavales que han hecho noche ahí y les pido crema solar, porque el sol casca finamente y no me he echado nada. Como van muy cargados, me ofrezco a llevarme su basura, que resulta más pesada de lo que parecía.
Escalo un poco en los bloques de los bordes, pero las caídas son bastante peligrosas y sólo libran unos pocos bloques no muy buenos.

Desde el Enladrillado me voy hasta La Laguna, que me recuerda muchísimo a las lagunas del Trampal, en la Sierra de Candelario. Aquí hay una foto para comparar.

Había pensado en bañarme pero, aunque hace sol, el agua y el aire están superfríos. Como soy un pacón, sigo un camino que desaparece al poco, pero yo sigo y sigo hasta que me doy cuenta de que me estoy alejando demasiado y, además, llego a unos precipicios enormes imposibles de pasar. La vuelta y una segunda tentativa por otro camino equivocado me llevan unas 5 horas. Remontando el río me caigo al agua y me dio una ostia en la cadera. Resultado: 14 horas de camino y 3000 m de desnivel positivo acumulado. Encima, con la alegría de encontrar el camino definitivo y para no llegar de noche y evitar que se preocuparan don Tito y doña Lili, me pongo a correr con mochila y todo cuesta abajo. A la media hora tengo que parar por una sobrecarga en cada cuádriceps. Soy más pacón aun de lo que pensaba.

Al final llego con las últimas luces agotado y bastante deshidratado y vuelvo a saltar la valla porque ya no hay nadie en la garita, pero un bocadillo de carne y unas cervezas me solucionan bastante el tema. Lili me acompaña durante la cena y me da conversación. Encantadorísima.
Decido que mañana me voy a Pucón, más al sur.

También decido que esta ruta se podría hacer en bici excepto un cacho en que habría que llevarla de ramal durante media hora. Y probablemente sería una de las mejores rutas de bici del mundo mundial.


Enlaces:

• Sendero de Chile: http://www.senderodechile.cl/1310/channel.html