RSS FEED

Día 07 - jueves 7/01/2010 - Pucón

Me levanto tarde (9:00) y decido que el desayuno del hotel es muy caro, así que me voy a la calle principal y por el mismo precio me pongo tibio y, encima, al solín mañanero. Amanece despejado y se ve cómo humea la cima del volcán.

Desayunar viendo esto mola
Voy donde Jose para alquilarle una bici (con la patilla del cambio a prueba de bombas), paso por mi hotel a recoger y pagar y, de paso, dejar ropa en una lavandería a medio camino entre ambos (4.000 $).
Por la calle veo cómo un tío atropella deliberadamente con la bici a un perro que está tumbado delante de un supermercado. Ante mi cara de sorpresa, se excusa diciendo que le mordió el otro día. Chile está petado de perros callejeros. En general son todos muy tranquilos y se supone que nunca atacan a la gente. Muchos siguen a la gente que lleva mochila (a mí me ha pasado muchas veces), pero no agobian. Aunque casi ninguno tiene aspecto de enfermo, no acaricié ni a uno en todo el viaje, por si acaso.
Ya en bici doy una vuelta de 40 km por los alrededores de Pucón, cogiendo algunos caminos buenísimos por el bosque de ribera.
No llego a ningún sitio concreto, pero veo paisajes acojonantes.

Bicis y volcanes
Una vez recogida la ropa de la lavandería y la mochila del hotel, de la que voy hacia la estación de autobuses veo que han montado un escenario en la calle y ya está probando un grupo de cumbias (puaj). Pregunto a los pipas y me cuentan que por la tarde-noche hay un festival de música juvenil local con 7 grupos, así que, obviamente, cambio el billete para la mañana siguiente.
Esta vez me alojo en el Hostal La Bicicleta, el de Jose el de la bici, menos cuco, pero más barato (8.000 $ habitación compartida, 10.000 $ individual), con desayuno incluido y muy buen rollo. Me echo una siesta y a las 20:00 voy a los conciertos con Stefan, un chorbete alemán que vive en Bolivia. Casi todo el mundo que me estoy encontrando que viaja durante meses tiene 22-24 años (nacidos ’86-’88). Grrrrrr, niñatos ¿qué se habrán creído?
Este Stefan hace kayak de río y me soluciona algunas dudas que tenía sobre el tema. De paso me mete el gusanillo y, por supuesto, me da bastante envidia (parezco un tiñosu, pero hay tantas cosas que molaría hacer y tan poco tiempo, que no tengo más remedio que sentir envidia).
El concierto fue una mierda, pero me moló mucho verlo:
  • Reguetón: me lo perdí.
  • Un guaje rapero bastante bueno, aunque fallaban las bases.
  • Un grupo de Rock Cristiano: desde que me perdí el festival de música cristiana (desde hip-hop a jevi) en Tapia hace muchos años, siempre he querido ver uno en directo. No me defraudan.
  • Un grupo de death-metal intrumental: los primeros 3 temas se llaman “Ánima”, “Espectro” y “Espíritu”.
  • Unos roqueros rollo Deep Purple con temas como “Me sigue gustando el cuero”.
  • Por último los de la cumbia, unos guajes superjóvenes y superprofesionales, con letras picantonas (“mueve el gusanito, uh, uh”), pero no deja de ser cumbia asquerosa.
Jóvenes catequistas disfrutando del rock
Stefan y yo nos bebemos unas cuantas cervezas durante el concierto y, casi al final, se nos une Nick, con su brazo cosido. Más cervezas. En un momento dado Stefan me pide las llaves del hostal porque no sé qué rollo de que sus llaves no abren el portal o no sé qué. Y el cabrón desaparece durante una hora y media. Así que Nick y yo, previo paso por el hostal para asegurarme de que me abrirían, vamos a un bar bastante moderniqui y petado a seguir tomando algo. Más cervezas y dos pisco sour me acaban de rematar. Stefan aparece finalmente con mis llaves y llego al hotel a las 2:00 bastante piojo.
Nick y su padre me han ofrecido llevarme en su coche alquilado hasta Chiloé, ya que vamos hacia el mismo lugar, pero les digo que no. Prefiero seguir viajando por mi cuenta.
En todo el viaje no me he encontrado ningún español. Gente de todas partes, excepto españoles.

Enlaces:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Return top